viernes, 13 de noviembre de 2009

PRIMERA CITA

Capitulo 8 – PRIMERA CITA


Marcela se puso un vestido malva ceñido al cuerpo, se maquilló un poco, se alisó bien el pelo, usó su mejor perfume, y se puso zapatos de tacón,…Al llegar al parque, no conseguía ver a Pablo por ninguna parte y ya eran y diez. Sólo había una parejita en un banco besándose, un grupo de chavalas que la miraban de arriba abajo, unos chicos que pasaron piropeándola y otro muchacho muy “pijo” que fumaba un cigarrillo, apoyado sobre otro banco,…Se miró la muñeca, pensando que Pablo nunca había llegado tarde, cuando el chico del cigarrillo, se dirigió a ella:

- Oye, ¿Desde cuándo estás aquí?

- Pero bueno ¡Pablo!, ni te conocía, te has puesto muy arreglado, ja, ja, ja. No es tu estilo tío…

- Bueno, la ocasión lo merece, tú estás preciosa, como siempre… ¿Podemos irnos ya?

- Claro

Se montaron en el coche de Pablo, Marcela no paraba de preguntar adonde iban, pero él solo le respondía que se iba a llevar una gran sorpresa…

Cuando al fin aparcaron el coche, Marcela no pudo evitar fruncir el ceño

- ¿ El Tano? ¿Qué es este sitio?

- Entremos y lo verás

Cuando entraron al lugar, sonaba música de tango, Marcela estaba muy extrañada, pero un poco más al fondo, pudo ver una pista de baile, donde parejas desde unos treinta años hasta sesenta bailaban con gran destreza al son del tango.

- Vaya, no sabía que bailabas,…esto...aunque yo no tengo ni idea.

- Recuerda, déjate llevar. Yo hace mucho que no bailo, pero de pequeño mi madre, apasionada y frustrada por no haber podido aprender ella, me apuntó a clases de baile a mí.

A Marcela todo le parecía un poco empalagoso, pero bueno estaba ahí y sentía que debía complacer a Pablo, al fin y al cabo era el único chico que se había molestado en agradarla a ella.

Se acomodaron en una mesita a ver al personal, Marce empezaba a aburrirse un poco, Pablo como un galán de telenovela, había pedido una botella de champán algo buenecita, para su pelirroja, y no tardó en beberse tres copas, para echar valor al asunto. Mientras le hablaba a Marcela de temas sin contenido, ella miraba a una pareja que destacaban de los demás de lo bien que bailaban, sin prestar mucha atención a las palabras de Pablo. Se imaginaba que esa pareja eran ella y Alfonso, de mas mayores, …

Cuando terminaron las canciones de tango, empezaron a poner algo de salsa, la pareja extravagante se retiró de la pista, y se acercaron a la mesa de ellos,…

- Pablo, ¿tú por aquí? Que alegría, se te echa de menos, un bailarín como tu, siempre se echa de menos.- dijo ella

- Es verdad Pablo, por cierto veo que vienes bien acompañado – dijo él

- Me alegro mucho de veros, es cierto que ando perdido, pero con los estudios de medicina, no me queda tiempo para mucho. Por cierto ellos son Gloria y David, gran pareja de baile y sentimental. David fue mi profesor de baile desde el principio. Ella Marcela, una gran amiga.

Todos se saludaron con cordialidad y la pareja se retiró para dejar intimidad a Marce y Pablo.

- Vamos Marce, concédeme este baile – sonaba una bachata

-

- Que no se Pablo y aquí todo el mundo lo hace muy bien.

- Vamos yo te enseño, nos ponemos en un ladito y nadie nos ve, a eso hemos venido…Se que este sitio te puede parecer muy ridículo, de hecho agradecería que no comentaras a nadie esta faceta mía, pero ahora baila conmigo

Marcela, siguió los pasos de Pablo hasta un lado de la pista. Se colocaron uno frente a otro.

- Bien, agárrame por aquí, clava tus ojos en los míos y déjate llevar

Ella obedeció sin más, él era un maestro espectacular, en esa primera canción, ya le había enseñado pasitos importantes. Marcela se sentía flotando y empezaba a disfrutar.

- Bailar así da gusto, Pablo, eres un experto.

- Tampoco es para tanto, mucha practica y cualquiera se pone a mi nivel. Mira, tú misma, llevas unos minutos y ya me sigues bastante bien.

- No seas modesto, ya me gustaría a mi verte con otra experta, seguro que es alucinante – dijo Marce y lo pisó – Uich perdón te piso, te tiro cafés, te pillo el dedo con la puerta,…

- Sí, te voy a tener que denunciar, je,je,je. Tú mírame a los ojos verás como nunca me pisas, es el gran secreto…

Marcela, disfrutaba entre giros y pasos de baile, eso sí con sus ojos clavados en los de Pablo, para no pisarlo, esa concentración a él le hizo mucha gracia, pero no quiso mostrarlo para que ella no se ofendiera.

Eso de mirarlo a los ojos durante al menos dos horas, a parte de hacer que Marcela estuviese muy cansada, a ella le hizo descubrir, que Pablo tenía unos ojos, y que eran muy bonitos, verdes y grandes, en su cara morena le quedaban muy bien, y que sus dientes eran blancos y perfectos, tenía una sonrisa muy bonita, descubrió que era más alto que ella, y que sus brazos que parecían enclenques eran firmes, …conecto mentalmente todos sus rasgos, y se dio cuenta de que su amigo era un chico muy guapo, pero ella nunca se había dado ni cuenta, se había pasado mucho tiempo que sólo tenía ojos para Alfonso, y en ese momento reconoció para sus adentros, que Pablo podría tener casi a cualquier chica, era guapo, muy simpático, educado, …y sin embargo la había elegido a ella, que le estaba haciendo perder el tiempo. Su culpabilidad se multiplicó por mil, le pidió que se marcharan en ese mismo momento. A Pablo a penas le dio tiempo a pagar, y se fueron al coche.

El camino de vuelta se puso un poco difícil,…

- Oye Pablo, me lo he pasado muy bien pero,…

- Si te lo has pasado bien, no hay peros lo demás me da igual

- Escúchame joder. Tus palabras el otro día, las de la carta, eran preciosas, hoy como ya te he dicho me lo he pasado muy bien, me he dado cuenta que además de valer mucho por dentro, tienes muchas cualidades y más que no conoceré, y que eres muy guapo. Cualquier muchacha sería feliz contigo, y yo, aunque quisiera no podría sentir lo mismo que tú…Siento que te hago perder el tiempo, no te merezco ni como amigo, lo se, …

- Déjame hablar ahora a mí. Yo tengo muy claro lo que tu sientes, casi desde que nos conocimos, si nos hemos acercado más ha sido por tu entrega incondicional a Alfonso, así que no me digas lo que sientes que yo ya lo se. También tengo muy claro lo que siento yo, y como ya te dije, sin forzarte a nada, me conformo solo con demostrártelo,…Así que no te sientas mal por mi, que yo estoy siendo muy feliz, y si quieres que hoy mismo se acabe todo, yo ya habré sido feliz, no le des mas vueltas. Déjate llevar.

Marcela suspiró y cerró los ojos durante unos segundos…

- Está bien Pablo, pero prométeme, que pase lo que pase no vamos a dejar de ser amigos. No quiero que por esta historia al final acabemos mal…

- Prometido.

- No quiero el sí, para que me calle, prométemelo de verdad…

- Te lo prometo, de verdad, pero si te callaras un poco tampoco estaría mal – contestó haciéndole burlas con la lengua.

Ella frunció el ceño, y no volvió a decir nada. Pablo condujo hasta el parque que estaba cerca de la casa de Marcela…

- ¿Qué te parece si te acompaño a tu casa andando y damos un paseo?

- Pues, no hace falta, pero bueno, se supone que estoy dejándome llevar…- bromeó

- No. Dejarte llevar es esto…- La cogió en brazos y mientras ella gritaba y reía, pidiendo que la soltara.

Al llegar al portal de la casa, Pablo se la quiso comer con la mirada, ella sólo supo bajar la cabeza, se sintió acorralada por aquel silencio que se había creado, los ojos de Pablo se habían clavado en los suyos como unas tijeras abiertas, el no tenía miedo, estaba entregado, como si sintiese que no le quedaba nada que perder en la vida y deseando estar con ella aunque fuera de mentira.

- Bueno, Pablo, yo ya subo. Lo he pasado muy bien. Gracias…

- Espera Marce yo quería decirte…

- No digas nada mejor ¿Vale? Déjalo tal como está

Aquel fue uno de esos “te quiero” que nunca han sido pronunciados, uno mas de todos aquellos que cada día caen al vacío y se pierden en un pozo sin fondo para siempre, de esos que ya nunca van a ser rescatados.

TODA LA VERDAD

Capitulo 7 - TODA LA VERDAD


Las clases se habían reducido a un único alumno, Pablo. Se ve que Jonás se espantó aquel mismo día, y que “Paquirri” estaba demasiado ocupado con La Pantoja.

Así que quedaban cada día en casa de Pablo los dos. La complicidad entre ellos se iba estrechando cada vez más, bromeaban, reían,…Marcela ya estaba empezando a olvidar bastante a Alfonso.



Uno de esos días en los que se encontraba sola en su casa, sintió un ruido extraño que venía del recibidor, se acercó con sigilo a la puerta y pudo ver un papelito doblado, alguien acababa de ponerlo ahí, lo cogió y abrió la puerta de inmediato, para ver si sorprendía al “cartero” improvisado, pero no tuvo suerte. Así que se metió de nuevo en casa y procedió a leer papelito misterioso.



“La desesperación infunde valor al cobarde.” Thomas Fuller

Perdona que elija este método para decirte esto, pero la frase que te cito arriba dice aunque yo no lo quiera mucho de mí. Soy muy cobarde en estos aspectos, pero ya la desesperación me satura.

Antes que nada, quiero que sepas que en todo lo que ha pasado durante este tiempo, aunque me gustases desde el principio, yo no he tenido nada que ver, si te han salido las cosas mal con Alfonso, y si te he advertido de que iba a ser así, no estaba siendo egoísta, porque sólo quería lo mejor para ti. Antes de que el tema se desvíe por ahí, como en casi todas nuestras conversaciones, ahora si voy a ser egoísta y sólo voy a hablar de mí.

Yo en muchas ocasiones he prestado atención a tus sentimientos, y hoy quiero que tú sepas los míos.


Aquel día de septiembre en Los Rosales, cuando se te cayó el café, no sólo me marcaste el pecho físicamente para toda la vida, también quiero que sepas que ahondaste más, ese mismo día, tu ojos azules, se me metieron el la cabeza para siempre, y a partir de entonces se me han ido metiendo muchas mas cosas de ti, tu sonrisa, tus labios, cada mueca, cada gesto que haces, la forma en la que arqueas las cejas cuando ironizas, o lo bien que huele tu casa cuando tu te has dado un baño, la manía que tienes de apoyar la cucharilla del café en el borde del plato haciendo un juego de equilibrio, y ese tic nervioso que tienes en la nariz y sólo te sale cuando te enfadas conduciendo,…

Y entiéndeme, Marcela, yo no tengo la culpa, no lo he hecho adrede, pero me he enamorado de ti, y quiero que me dediques una mirada a mi, aunque fuese sólo una, de esas que en su momento cuando me embobaba contigo vi que le dedicabas a Alfonso,…


No quiero forzarte a nada, pero si me dieras tres citas contigo, tres momentos para poderte llevar a donde llevo soñando llevarte cada día de estos meses, yo sería feliz y puede que tú así puedas percibir lo que siento por ti, y yo aunque no fuese correspondido, por lo menos de ese modo me sentiría satisfecho.
Respóndeme cuando tú quieras e insisto, no te sientas forzada por nada, sólo si te apetece, respóndeme, por un sms, por e-mail, cara a cara si lo prefieres,…me da igual.
Ahora sólo me queda pedirte, que mientras tanto, no cambies conmigo, que sigamos igual,…que es mi dosis mínima de ti y la necesito.


Te quiero mucho Marce,




Pablo.



Marcela no daba crédito a sus ojos, ella nunca se había dado cuenta de nada. Se sentía la mujer más egoísta de este mundo, Pablo estaba enamorado de ella, y sin embargo le había estado contando todos sus sentimientos hacía otro, no podía ser,…

Se pasó la tarde dándole vueltas a la cabeza, no quería precipitarse, ella no sentía más que amistad por Pablo, pero le sentía en deuda con él, tampoco tenía nada que perder si quedaban, aunque podía hacerle más daño aun,…después de valorar los pro y los contra decidió que aceptaría, pero debía dejarle claro a Pablo que ella no sentía nada más que amistad por él,…Así que decidió enviarle un SMS antes de cambiar definitivamente de opinión:





TIO STAS LKO. YA SABS L Q YO SIENTO PRO ACPTO. CREO K S HORA D PROBR CSAS NUEVS. T DIRAS QNDO Y DND.




Al poco recibió ella uno de Pablo:




N QERO Q T SIENTS OBLIGDA A NDA, TDAVÍA T PDES ARREPNTIR. SI NO S ASI. VIERNS A LS 12H EN L PARQ, PNTE ELEGNTE. Y DJATÉ LLVAR. TQM



ALLÍ STARE. BSS – Contestó Marcela


Aunque Marcela no sentía nada por su amigo no pudo evitar ponerse nerviosa, ¿A dónde irían el viernes?


TRAICIONES

Capitulo 6 - TRAICIONES

Aquel día amaneció a las 5 de la madrugada para Marcela. No podía dormir más, se dio una ducha y se fue a la calle, antes de que se levantaran sus compañeras y tenerle que ver la cara a Angelina, huyó por las calles de Sevilla como si estuviese perdida, a las 7h ya se decidió a tocar el timbre de la casa de Pablo.


Pablo abrió la puerta y se encontró a Marcela llorando, el aun tenía los ojos pegados y no podía conectar,…

- Pasa – la invitó

Se sentaron en el sofá mientras Pablo puso la cafetera.

- Ayer por la tarde estuve con Alfonso …- confesó

- ¿Cómo que estuviste con Alfonso? ¿y que pasó? ¿por qué lloras? –preguntó alterado tomándola por los hombros.

- No se porqué lloro, ni porqué estoy aquí, me siento mal porque lo hicimos y ahora tengo remordimiento por un lado, Angelina,…por otro lado estoy alucinando, todo fue genial, lo que siempre había soñado…

- Marcela, nunca podía imaginar que fueses así, no porque él esté con Angelina,

¿Es que no te das cuenta que te ha usado? Pasaba por allí, quería desahogarse, no estaba su novia y tu misma le valiste. La historia se repite, pero nunca pensé que tú también ibas a caer…

- Pablo, no creas que eso va a ser así, las cosas que me dijo, las que yo le dije a él. Creía que te ibas a alegrar por mí, porque fui capaz de decirle todo lo que siento y el tiempo que hace que me gusta…

- Lo tienes todo tan claro que no me explico porqué te sientes tan mal – ironizó Pablo. Marcela, no te ilusiones por favor,…

- Mira Pablo no se que te pasa, me he equivocado, no tenía que haberte contado nada de esto…Me voy a ir, esta tarde nos vemos en Los Rosales.

Cuando Marcela llegó a Los Rosales, Pablo la estaba esperando en la puerta. Ella no se dignó ni a saludarlo, abrió la puerta, pero el le sujetó el brazo,…

- Lo siento,…

Ella le giró la cabeza, y entró con decisión, sólo entonces entendió las palabras de Pablo, en la mesa del rincón estaban Angelina y Alfonso, acaramelados. Aún no hacía 24h que habían estado juntos, Marcela pensaba que sus palabras habían sido ciertas y sus promesas de dejarla también, incluso creía que iban a empezar una relación, como ella soñaba. Tragó saliva y se armó de orgullo, se sentó en una mesa y empezó las clases con Jonás y Pablo. Alfonso se despidió de la Pantoja, con tiernos besos y ambos diciéndose te quiero como unas tres veces, cada vez que pronunciaba esas palabras, a Marcela se le clavaban en el corazón, la tarde antes habían sido para ella…

Por fin Alfonso llegó a la mesa y pudieron dar la clase, ese día ni si quiera miraba para donde estaba Marcela, estaba más distante incluso que el primer día,…pero, cuando ella no pudo más, dio un golpe seco en la mesa, lo miró fijamente y se atrevió a decirle:

- ¿Tú que te has creído? Yo no soy un títere sabes…

- No hablemos aquí Marce,…a ninguno de los dos nos interesa

- A mí me da igual todo. Quiero tus respuestas

Jonás se levantó recogió sus cosas y se fue, Pablo hizo lo mismo y los dejaron solos.

- Oye Marce, no quiero que te pienses nada, ayer los dos solamente pasamos un buen rato, somos dos adultos, ¿No? Podemos hacer ese tipo de cosas y saber luego cada uno cual es su camino, pero tú creo que te estás confundiendo, chica.

- ¿Confundiendo? ¡que fuerte tío! Un polvo no confunde a nadie,eso está claro, pero ciertas confesiones, palabras, hechos,…Las cosas que salieron de tu boca, yo no se las diría a cualquiera, no ha alguien con el que sólo paso un rato, las que salen de la mía son siempre verdad…

- Marcela, hay cosas que se dicen en momentos de calor, yo no pensé que te ibas pensar….

- Basta Alfonso. Yo no me hubiera pensado nada si tu no lo hubieras dicho. En momentos de calor se dicen otras cosas, no, <> Hay que ser muy ruin, para decir esas cosas siendo falsas, y mucho más a alguien que sabe que siente algo muy fuerte por ti, y que ayer di el gran paso de confesártelo…

- Mira, yo no quiero saber nada, no quiero que esto me traiga problemas con Angelina, y estar los dos aquí en esta actitud puede dar lugar a confusiones, yo me marcho y lo siento si te has confundido.

Él salió del bar, Marcela esperó unos minutos sentada en su mesa, más que nada para que le reaccionara su cerebro y poder dar los pasos necesarios para llegar a la salida.


La puerta de Los Rosales se abrió en ese momento, Pablo entró y se sentó con ella. Marcela levantó la cabeza y lo miró:

- Me ha dicho que esas cosas se dicen en momentos de calor y que yo lo confundí todo. Que idiota he sido.

- Venga Marce, ya has descubierto tu misma como es él, era lo que querías, yo intenté evitarlo, pero no te preocupes, hoy no es el último día de esta historia, es el primero. Márcalo en tu calendario, el día que empecé a olvidar a “Paquirri”…


Consiguió arrancarle una sonrisa, estuvieron toda la tarde charlando, se esforzó porque Alfonso se le viniera a la cabeza lo menos posible, le dio aliento y ella se sintió confortada. Pablo ese día se fue a casa orgulloso, porque Marcela había despertado, iba a empezar a sacar a Alfonso de su corazón y así quizá iba a dejar un hueco para él, porque inevitablemente estaba loco por la pelirroja.

UN OASIS EN EL DESIERTO

Capitulo 5 . UN OASIS EN EL DESIERTO

En la casa de Marcela olía a incienso, ella estaba oyendo música “La Pantoja y la Butaca” estaban de exámenes y tenía la casa para ella sola, así que estaba llenando la bañera, para meterse hasta que se le arrugasen los dedos como cuando era pequeña, el timbre interrumpió la sesión de balneario rudimentario. Abrió la puerta sin preguntar y se encontró con Alfonso al otro lado, ella iba en pijama con una coleta mal puesta en medio de la cabeza, estaba totalmente ridícula,…
- ¿Tú que haces aquí? – fue lo único que le salió de la boca
- Ja,ja,ja…¿ Está Angelina?
- No, ella tiene un examen,…pero pasa que me van a ver todos los vecinos con mi disfraz de payaso.
- Je, je, je. Buena música estás escuchando, por cierto
- Gracias, si algún día quieres que te preste el CD…
- No estaría mal.
- Bueno y ¿quieres que le diga algo a Angelina?
- No, sólo pasaba por aquí y quise pasar a verla…
- Oye, espera, que me va a rebozar el agua de la bañera…- Marcela salió corriendo al baño y cerró el grifo.
Estando en el baño, se quiso retocar en el espejo para por lo menos no llevar ese pelo. La puerta se abrió lentamente y Alfonso entró con cuidado.
- ¿Qué haces tú aquí?
- Nada, que tardabas y digo a ver si le pasa algo….
- Ya. Claro. Anda que…
- Pero que no hace falta que te quites la coleta, que estás muy guapa con ella – dijo Alfonso acercándose a Marcela por la espalda y tomándola por la cintura.
Ella no pudo resistirse, suspiró profundamente y se dejó llevar. Alfonso no dudaba, se colocó frente a ella y empezó a besarla, ella le seguía sin pensarlo, se sentía flotar, “su” Alfonso la estaba besando,...No tardaron en ir a su habitación.

Los cuerpos de ambos se perdían entre las sábanas de aquella cama qu había pasado de ser un desierto, ha estar totalmente completa para los sentidos de Marcela.
La caricias y los besos, terminaron en deseo, las palabras que Alfonso le decía al oído la hacían resucitar. El tacto de los dedos de él por su piel, le hacía sentirse envuelta en un manto de seda, se sintió cada vez más frágil, más encadenada, más fácil... y terminó entregandose totalmente a él, dejando que la lujuría y la pasión llenaran aquella habitación, los dos fundidos, haciendo el amor, como si no fuese a existir un mañana.

Cuando hubieron terminado, Alfonso salió corriendo de allí, sin apenas despedirse. Ella se quedó sola, sentía que se había fallado a sí misma y lloró de rabia hasta
quedarse dormida del agotamiento.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Capitulo 4

Capitulo 4 - PEQUEÑAS CONFIDENCIAS

Las clases de farmacología transcurrían sin muchas novedades, pero Marcela estaba teniendo un acercamiento importante a Alfonso, realmente se estaban haciendo bastante amigos los cuatro, a veces si nada lo impedía las clases se llevaban a cabo en casa de alguno de ellos y de Marcela también.

A Marcela le encantaba ir a casa de Alfonso, todo olía a él, se fijaba en las estanterías, en los títulos de sus películas, de sus CD´s, de los libros que le gustaban a él, se sentía privilegiada por estarlo conociendo.

Una de aquellas tardes, Marcela recibió una llamada de Pablo, le dijo que los otros no podían ir, ella pensó que sería buena idea dejarlo para otro día, pero Pablo insistió que quedasen en Los Rosales, que tenía muchas dudas.

A las 5h en punto se encontraron en la puerta de la cafetería. Pablo como siempre le abrió la puerta a Marcela, se sentaron en aquella mesa, la del rincón, pidieron sus cafés y Marcela le invitó a que le preguntase las dudas:

- ¿A ti te gusta Alfonso, no? – preguntó Pablo sin rodeos

- ¿Cómo? Oye vamos a lo que vamos…

- Te he dicho que tengo dudas, y tú me has dicho que te las pregunte, además te debo un café, aquel día te tiré el tuyo…

- No creo que esas dudas sean de tu incumbencia...

- Vamos. Dejemos por un día las clases, que hace un mes que nos conocemos y no sabemos nada de nuestras vidas. Puedes confiar en mí,…Además lo de Alfonso te lo digo porque él, lo primero es que es un chico que no interesa a ninguna mujer, hazme caso, y lo segundo está con Angelina y sorprendentemente se le ve muy pillado…

-Para, para, para. Lo primero es que yo no te he dicho aun nada y lo segundo es que creo que no deberías hablar mal de alguien que no está aquí…

- No quería que lo enfocaras así, sólo que me caes bien y no quiero que lo pases mal.

- Si yo lo quiero pasar mal es mi problema.

- ¿Me estás diciendo que te gusta Alfonso, no?

- Sí, te lo digo, aunque no se porqué ¿Tanto se me nota?

- Bueno, te quedas tonta mirándolo, siempre intentas sacarle conversación a él,…

- Sí, joder, me gusta, me gusta mucho y desde hace tiempo y si no le interesa a ninguna mujer por lo que sea, a mi sí, y si no es así, pues quiero descubrir yo misma porque no me interesa, pero quiero que me haga caso de una vez, tocar su piel sin fingir que es sin querer y besarlo ya, y que sea La Pantoja la que le tire los cafés a la gente, porque nos vea besarnos,… - dijo Marcela sollozando

- Perdona Marcela, lo mismo fui muy brusco, no sabía que estabas tan colada por él.

- Yo no quisiera, pero no lo puedo evitar, cuando empezaba a olvidarlo, me pidió lo de las clases y joder, me arrastré sin remedio, y…bfff Me estoy volviendo loca

- Ja,ja,ja

- Tú estás loco. ¿Ahora de que te ríes?

- Lo de La Pantoja. ¿Es por Angelina, no? Ja,ja,ja Tiene gracia, es verdad que se parece…

- Se me escapó, no digas nada…

Acabaron riendo los dos le contó lo de La Butaca también, él le contaba cosas de su vida y la tarde estaba siendo más agradable de lo que esperaban.

- Oye, Pablo, que quiero pedirte algo, un favor

- Lo que quieras. Dime.

- Que lo que sea de Alfonso, que pienses que me puede interesar, quiero que me lo digas, sin anestesia, me guste o no. Yo no puedo estar siempre en el banquillo, o dejo de jugar o me meto en el partido.

- Cuenta con ello.

La conversación fue interrumpida por la entra de Elena y Maica en el local,…

- Anda, nos has sustituido,…Aunque el chico es mono, lo entendemos ¿Verdad, Elena? – aventuró Maica

Marcela, presentó a Pablo a sus amigas y se sentaron todos a charlar. Pasaron la tarde riendo y contando cosas sobre Marce y Alfonso, que a Pablo le daban mucha risa, pero que hacían que ella se pusiera como un tomate.

martes, 10 de noviembre de 2009

Capitulo 3- CLASES PARTICULARES
Llegó ese día, el día acordado para la farmacología. Marcela se puso bien guapa, no sabía si quiera quien más les iban a acompañar pero, bueno, iba a estar Alfonso y a lo mejor era el primer paso para que a él no le apeteciera ser más Paquirri,…
Al llegar a Los Rosales, abrió la puerta con ímpetu, pero oyó su nombres con una voz encantadora salir de los labios de Alfonso a sus espaldas,…soltó la puerta sin mirar y se giró de un salto, al otro lado de la puerta se oyó un alarido de dolor, pero ella saludó a su Alfonso sin reparar en el daño que pudo haber ocasionado,…
- Hola Alfonso- dijo con voz idiota
Sin dar tiempo a responder a Alfonso, la puerta de la cafetería se abrió de golpe y se escuchó:
- ¡otra vez tú! ¿Quieres matarme tía? Me has pillado el dedo con la puerta, y ni si quiera pides perdón, …
- Lo siento de verdad, no me he dado cuenta…
- A ver si miras por donde vas, que parece que estas atontada,…uufff – dijo agarrándose el dedo en señal de dolor
- Perdona,…
- Ja, ja, ja. Veo que os conocéis ¿ No?- dijo Alfonso
- Ya quisiera yo no conocerla, me abrasa con café, me estruja un dedo…y es tan chula que ni se disculpa…
- Este es Pablo, y el que se ríe detrás Jonás. Vienen a tus “clases” de farmacología…Si tu quieres, claro…Chicos esta es Marcela, la chica que nos va a ayudar con la asignatura.–interrumpió Alfonso
- Pues no se si decir encantada, como soy tan chula…
- Oye lo mismo me he pasado…pero, es que tú,…
- No lo arregles Pablo, mejor pongámonos manos a la obra. – dijo Alfonso
Las tarde fluyó de forma muy natural, Marcela de vez en cuando se quedaba embobada con Alfonso y fingía estar recordando cualquier cosa, por lo demás todo fue tan normal.
Al terminar la sesión, Pablo esperó que todos se marchasen y prolongó las preguntas a Marcela, esto le servía de excusa para quedarse a hablar con ella. Buscó el momento y se disculpó: - Oye, que perdona por lo de chula y eso.
- Ya. Realmente tienes razón en mosquearte, casi te dejo sin tu índice izquierdo y bueno lo del café del otro día, no tiene perdón, pero no era un buen momento para mí…Discúlpame tú a mí también.
- Bueno, espero que la próxima vez que nos veamos todo el mundo salga ileso, y si no es así por lo menos que tengas un buen día,…je,je – bromeó Pablo
- Venga, anda, pues hasta la próxima
- Nos vemos – dijo Pablo, abriéndole la puerta amablemente a Marcela para invitarla a salir a ella primero.

EL RETORNO A LOS ROSALES

Capitulo 2 - EL RETORNO A LOS ROSALES

El retorno a “Los Rosales” se tornó duro para Marcela, no consintió regresar hasta que varias semanas después. Elena y Maica, le tuvieron que jurar que la pareja no había asistido ni un solo día al local y por ahí cedió.

En casa evitaba a “La Pantoja”, pero sin querer se fijaba en que estaba demasiado contenta y en que su móvil sonaba mas de la cuenta a SMS y llamaditas perdidas.

Con una mezcla de miedo y angustia, aquel día regresó al bar, se sentó en la mesa de siempre con sus amigas, y el tema hombres era ahora totalmente un tabú. Ya parecía estar asimilando el noviazgo, los veía juntos todo el día por la facultad así que no le quedaba otra, pero inevitablemente no se había olvidado de Alfonso.

De un momento a otro la puerta de Los Rosales se abrió, Marce, no quería ver quien entraba, temía encontrarse a “ Paquirri” , que era el nuevo mote que directamente se le había atribuido a Alfonso, y temía sobre todo que viniese acompañado, pero hay cosas que no se pueden evitar en esta vida...

Entró Alfonso, Marce agachó la cabeza, pero sus amigas le susurraron que venía sólo y para mas INRI se acercaba hacia ellas. Los ojos de Marcela se abrieron como platos, no daba crédito ¿Para qué se acercaba?

- Hola chicas. – Dijo Alfonso, con su característico tono empalagoso.

- Hola – respondieron casi a la vez

- Marcela ¿Eres tú, no? – dijo mirándola fijamente. Ella sólo supo asentir con la cabeza.

- Me ha dicho Angelina, que te encontraría aquí. A ver yo quería proponerte algo. Angelina me ha comentado que se te da muy bien la asignatura de farmacología, y la verdad es que ahí yo ando un poco torpe, se me está empezando a trabar demasiado y no sólo a mi, hay dos chicos más de la clase, Pablo y Jonás, que también necesitarían algo de ayuda, entonces quería saber si no te importaría que quedásemos, aquí mismo, si te parece, algunas tardes a la semana los cuatro y no echaras una mano, te pagamos lo que nos pidas ¿ Qué me dices?.

Marcela tragó saliva unos segundos, no sabía ni que decir, por una parte era una oportunidad para estar más cerca de Alfonso, pero por otro lado se iba ha hacer mas daño a ella misma…

- Lo tengo que pensar…- Salieron esas palabras de sus labios finalmente, sin ella haberlas pensado,…

- Bien, lo entiendo, aunque insisto que tú pones el precio…

- No, no es por eso, sólo que tengo que pensarlo bien…

- Entiendo, mira tómate tu tiempo, cuando lo sepas me llamas, apunta mi móvil 6******** ¿Ok?

- Vale – dijo ella, atónita, viendo como su Alfonso se iba por la puerta y no dando crédito al tener el número de él grabado en su teléfono.

- Vamos, nena, cambia esa cara, tienes su móvil - dijo Elena

- Sí, lo tengo. Lo tengo tía, ja, lo tengo, lo tengo…ja,ja,ja lo tengo – cantó.

A Marce se le cambió la cara y el mundo entero ese día.

EL CAFÉ DE "LOS ROSALES"

Una historia cotidiana de un amorío casi adolescente. Es algo para abrir boca, espero que le guste.
Una pequeña introducción

No sé si alguna vez te has parado a pensar en la importancia que puede llegar a tener abrir una puerta. Detrás de una puerta puede haber un mundo nuevo, algo nunca visto, puede estar el trabajo de tu vida, puede haber una oportunidad…Piensa un momento en las puertas que puede que no hayas abierto, imagina que podrías haber encontrado y valora las cosas que has encontrado detrás de las que has abierto, en los sitios que has entrado, en como te han recibido…y a partir de ahora empieza a valorar ese hecho que hasta ahora había sido algo tan simple y tan cotidiano.

Capitulo 1

Marcela nunca podrá olvidar aquel día de septiembre, una chica nunca olvida un día como ese, y menos una chica de su edad, por aquellos entonces debía tener unos 22 años, quizá alguno más.

Era una chica bajita, no estaba gorda para nada, pero si he de decir que contaba con sus curvitas, el pelo se lo había teñido anaranjado, lo llevaba liso, corto y con flequillo, sus ojos, azules, grandes y espabilados, predominando sus largas pestañas. Sus labios carnosos y de un rojo natural, destacando sobre su piel blanquita, casi translucida,…Una cara muy llamativa, con gestos coquetos… Era chica muy particular, de carácter vivaracho en algunos momentos y muy aburrido al siguiente segundo,…Una caja de sorpresas.

Estaba estudiando en Sevilla y compartía piso con dos chicas más, Angelina y Fabiola, dos niñas bien, de las que no han roto un plato en su vida aparentemente, más sosas que una berenjena y encima se habían hecho cómplices y boicoteaban a la pobre Marcela,…le estaban dando el año las dos. Ella las llamaba “La Butaca y la Pantoja”.


La Butaca, era Fabiola, porque a parte de ser una vaga y estar todo el día tirada, y porque según Marcela su culo era más ancho que una butaca roja muy antigua que había en el piso y la Pantoja, porque Angelina, llevaba una melena de pelos negros, por debajo de la cintura, recta y sin vida alguna, al igual que la cantante; y ciertamente se parecía bastante a ella.


Aquel día de septiembre, Marcela había quedado con sus amigas Elena y Maica, como cada tarde en la cafetería “Los rosales”, siempre iban a esa porque tenía un patio interior lleno de macetas y si el día estaba bueno, se sentaban en unas mesitas en el patio a compartir risas, anécdotas, grandes dosis de cafeína y algún que otro cigarrito al aire libre, para hacer una paradita en los hábitos estudiantiles cotidianos.

Marcela se vistió con un pantalón negro y una camisa de cuadros negros y morados y se fue en su coche a “Los Rosales” para encontrarse con Elena y Maica, como era habitual. Se sentaron en la mesa de siempre y no tardó en salir el tema de “hombres”, Marcela, se puso ha habla de “su” Alfonso. Alfonso era un tipo de estos que triunfan en el instituto, el guapo del grupo, rubio, ojazos azules, metro noventa, fuerte, …llevaba dos años en la clase de Marcela y aun no se había dado cuenta de que existía, pero ella estaba totalmente entregada y enamorada de él desde el primer día que lo vio, no existía otro hombre para ella, siempre recordaba y contaba explícitamente momentos de conversaciones, mas bien frases, que había intercambiado con él, como :

- ¿ Me dejas un boli? O ¿Tienes hora? …
- ¿Os he contado el día que mi Alfonso se acercó hacía mí y miró a un pájaro que había en el suelo, pero luego se tocó el pelo con las manos abiertas y me dijo - ¿Me dejas el horario? ? Y ese tipo de cosas absurdas de las que ella hacía su mundo con Alfonso,…

- Ya te vale Marce. Lo que tienes que hacer es ponerte guapa un día y lo invitas a tomar café aquí a Los Rosales, os ponéis en la mesita del rincón y le haces piecitos. No tienes nada que perder, es que si no esto va a ser platónico toda la vida. – dijo Maica


- Claro, y vosotras aquí sentadas las dos grabando el momento desde esta misma mesa, anotando incluso,…Ja. – Además ya lo sabéis, yo tengo el presentimiento de que un día me va a invitar a salir él y se va a poner su camisa azul,…

- Y los pantalones vaqueros que le quedan ajustados, y te va a llevar a cenar al Italiano del centro,… Que sí, que nos lo sabemos de memoria, guapa. – pujó Elena.


No le dio tiempo a contestar a Marcela, cuando se abrió la puerta de “Los Rosales” y entró Alfonso ante la sorpresa de las tres chicas, pero no venía sólo, venía con una chica de la mano, desde el punto de vista de las muchachas no se podía ver quien era ella…


La parejita se acomodó el la mesa del rincón, en esa que las chicas aventuraban que se iba a sentar con Marce para hacer piecitos,…La primera reacción de Marcela fue quedarse estática y boquiabierta, la segunda fue dar un salto de campeonato, con el café en la mano incluso y corrió a ver quien era la acompañante de “su” Alfonso del alma.


Por culpa de Murphy su café fue a parar a un chico que se levantaba en ese mismo instante de una de las mesas contiguas, achicharrándole el pecho y manchando toda su camisa,…pero, eso no fue obstáculo para ella, antes de socorrer al herido se fue a ver a la acompañante de su amado, descubriendo en ese mismo momento un dolor al nivel de el del accidentado y también a la altura de su pecho, concretamente en el corazón.
Su Alfonso del alma, se estaba comiendo los morros con “La Pantoja”. Angelina Parra Huertas, tenía a su Alfonso prisionero en sus labios de “tonadillera”.


Marce sólo supo agachar la cabeza y desandar el camino hasta su mesa con el corazón roto y el alma en los pies. Pasó por el lado del quemado, al que sus amigos sí socorrían pero, ella pasó de largo…

- ¡Eh, tú!- oyó a sus espaldas - ¿No me vas a pedir disculpas ni nada?
La voz le sonó como a mil años luz, se giró un poco y mirando de reojo dijo con la vocecilla apagada y cierta enajenación…

- Perdón.

No supo decir nada más, cogió su bolso de la silla y se fue corriendo al coche para que no la viesen llorar allí. Se puso el CD de Amaral, y tras dar varias vueltas con el coche por la ciudad, cantando las estrofas más desoladoras al unísono, finalmente llegó a su casa y sin dar muestras de nada a “La Butaca”, se metió en su habitación para desahogarse intensamente.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Probando, probando… 1, 2,3


Para sorpresa de muchos (martirio para otros) he decidido tomar este espacio para escribir lo que se me ocurra. Escribir es algo que me ha gustado siempre y que me sirve de desconexión. Últimamente he estado escribiendo algunas cosas sueltas y me ha relajado mucho, y hasta que ayer mismo pensé: << ¿Por qué no compartirlas? a lo mejor a alguien le apetece leerlas>>. Así que aquí estoy, y hoy por hoy ese es el único objetivo de este espacio, en el cuál dicho sea de paso soy una auténtica novata, así que a ver como me manejo, cualquier desliz ustedes disculpen y yo espero que me sirva de aprendizaje.