martes, 5 de abril de 2011

INSIGNIFICANTE


Si ya están escritas las páginas del hoy, dime, ¿Por qué no vienes? ¿Y yo? ¿Por qué voy?

Recuérdame porqué acudo a un encuentro de mentira que solo existe en mi cabeza.

Y dime porqué aunque no quiero verte me pinto los labios por si nos encontramos.

Dime porqué hoy repito el vestido que te gusta con el único fin de cruzarnos por la calle

Y si ya está el destino sentenciado, ¿por qué acordándome de tu cara, de mis caminos hago atajos que pasen por al lado de las travesías que tu frecuentas?

Dime tú porqué me engaño cuando estoy a solas, y trato de hacer frente a la realidad que nos separa, y entonces entra con disimulo a mi nariz un suave aliento que me recuerda algún gesto de tu cara y me saca una sonrisa.

Y es que aunque tú me creas fuerte cual roble, mi interior es tan noble y quebradizo como las hojas desechadas del otoño que sin mirarlas se pisan, que sin pensarlo se rompen.

Sin embargo a mi no me engañas, pues yo te conocí tal cual eres, para mi no eres el rompecabezas indescifrable que tienes por coraza, el enigma de la esfinge al que te asemejas como defensa de tu interior. Tan claro como el agua, pude ver detrás de tus ojos, dentro de tu mente conocí cual era tu verdadero nombre, y no el que te hacías llamar.

Tú fuiste como una flor que nace ya marchita, que necesita de una cuenta atrás para lograr resplandecer, y aun se te nota que en tu interior quedan vestigios de esa humilde flor.

Cuídate, amigo, que hay quien hace leña de la rama seca, que no duda en presumir a su lado de ser la rosa más cuidada por su humilde jardinero. Que aproveche esa rosa bien la primavera y luzca su belleza extravagante, pues el invierno llega y será vencida por la sombra y reconocida su fragilidad. Que es fácil ser la rosa fresca, pero angosto ser una rama más de un rosal ya marchito.

Y cuando vuelva otra vez la sombra y te acuerdes de nuevo de dónde vivo, cuando llegue ese día, que de seguro ha de llegar. No me llames insolente porque te recuerde que sin cuidados, en otro rincón de tu jardín, mientras tu mimabas a tu efímera rosa, había crecido un insignificante lirio silvestre en el que tu ni si quiera deparabas. Entonces, comprenderás que tus raíces están muy lejos del lugar que deben, pero entonces ya será tarde.

Sí ya están escritas las páginas del tiempo ¿Por qué de mis caminos hago atajos que pasan por tu puerta?

ROSARE

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Primera parte.

1. Momentos

Llegó el momento, algo en mi cuerpo me decía que ya era la hora, no podía esperar ni un segundo mas, los días corren y las semanas no paran de pasar, y cuando me vine a dar cuenta hacía meses, casi un año que no sabía nada de él.

Sé que decidimos entre los dos que no éramos el uno para el otro, sin tener un motivo concreto, ni nada en particular, simplemente, el cosmos no quería que la unión de nuestras vidas fuese posible.

Intentamos mantener una amistad, sin lograrlo pues, el simple echo de estar a menos de un metro el uno de otro, creaba una atracción imparable, ya no había pasos atrás cuando llegaba esa distancia y volvíamos a equivocarnos, así que decidimos no volver a vernos, ni a tener contacto nunca mas, y si surgía por casualidad, pues limitarnos a un rápido saludo y continuar a nuestro destino sin pararnos mas. Sinceramente lo que nunca podía imaginar es que ni siquiera nos íbamos a cruzar en ese encuentro rápido e hipotético que habíamos supuesto.

Lo cierto es que dentro de mi cabeza unos días me convencía que no vernos era sin duda la mejor opción y otros días deambulaba por las calles con el simple propósito de llegar a cruzármelo, aunque sin suerte. En el fondo, lo que no terminaba de admitir es que la atracción que surgía en esa distancia, también la sentía aun estando lejos, aun sin vernos en mucho tiempo y no terminaba de saber si solo era por el recuerdo de los momentos más intensos o si realmente me quedaban ganas de volver a intentarlo. Lo que si me quedaba claro dentro de mi confusión, es que sentía la necesidad de saber de él.

Los viernes de otoño solía acudir al circuito de cine clásico y a la salida un café, metódico y a la vez tan especial,…

Pues ese viernes, no me permití pensarlo demasiado y corrí al coche para ir a aquel punto exacto, pensaba ir cada viernes hasta que me lo encontrara allí, simplemente para saber que estaba bien.

Ya me lo decían los amigos, que estaba bien y que era feliz, pero solo yo sabía con solo mirarlo cual realmente era su estado anímico y ese tipo de cosas, a pesar de ser alguien tan difícil de llegar a conocer. Y yo sabia que podía estar aparentando estar muy bien, y estar realmente atormentado.

Recuerdo, que la sensación del rencuentro llego a ser tan fuerte que a mitad del camino, me pare a pintarme los labios, yo había engordado un poco y la imagen era importante. Algo dentro de mí me decía que lo iba a ver esa misma tarde.

Al fin llegué al parking de la calle Martinete, suspiré decepcionada, si ya no estaba allí su coche, era casi imposible que estuviese por la zona, la sesión de cine ya estaría empezada, y si no era para ir al cine éll no iba a ir por allí.

Ya había asumido que no era el día, pero no descarté un café Panchito, como era su territorio yo había evitado todo ese tiempo la zona, y solo en la calle peatonal hay franquicias de Panchito, hacía demasiado tiempo que no me tomaba un café al caramelo y me apetecía muchísimo.

Justo cuando ya me había rendido, sentada con mi libro y mi café note una mano en mi hombro, cerré los ojos una fracción de segundo y desencantada adiviné que era una mano femenina así que él no podía ser.

- Ana ¿Eres tu? – oí, y enseguida reconocí su voz

- Fátima ¡cuanto me alegro de verte! –respondí

- Y yo a ti Anita, si es que hace ¿Cuánto?… ¿un año que no nos vemos?

- Si, más o menos eso creo…- mentí, sabía perfectamente la última vez que la vi. Hacía justo un año y dos meses, el tiempo que no veía a su hermano.

- ¿Y que tal?

- Bien Fátima, ya sabes, la rutina del trabajo, los pacientes, lo de siempre…todo igual, sin novedades… ¿Y tu?

- Bien también, he vuelto hace un par de días de Malta, he estado trabajando por allí y bueno he quedado aquí con Daniel, ya sabes este hermano mío como es, si yo no hago por verlo el ni se cosca…

- ¡Ya.!...- trague saliva. Ella me conocía lo suficiente para saber que al pronunciar su nombre se me habían bloqueado los sentidos.

- ¿Hace mucho que no os veis, verdad? – pregunto metiendo el dedo en la llaga, pero él nunca le iba a responder a ese tipo de preguntas, y de un modo u otro ella era la única que sin habérselo confirmado nadie, sabía que entre nosotros había habido algo mas que una simple relación profesional, nos conocía a los dos demasiado bien.

- Sí, la verdad es que hace. – contesté seca restando importancia al asunto, aunque en ese momento ya sentía miles de mariposas revoloteando por mi estómago.

- Vamos, Anita, no seas así, siempre habéis conectado muy bien y es una pena que no os veáis. Él es un terco, pero tu…tu no eres así

- No quiero hablar de eso, Fátima, lo siento…

- Perdona, pero es que no veo nada de malo en que mi hermano y tu tengáis una amistad, pues os conocéis de toda la vida, habéis jugado juntos de pequeños, no entiendo porque sois tan testarudos y os picáis de ese modo. Deberíais poner de vuestra parte y enterrar el hacha de guerra…

- Vamos Fátima, no me toques las narices, no es el momento de hablar de estos temas, Daniel puede llegar de un momento a otro y a parte sabes que es algo que no es posible…

- No me refiero,…Veras Ana,…he dicho amistad, mi cuñada no merece nada de lo que sea que le habéis hecho lo cual no me importa ni lo quiero saber,…pero es que sois brutos hasta para eso…

- Mira, no me andes con esas, no hay otro modo de hacer las cosas, tu sabes lo que ha habido siempre entre nosotros, y lo hemos intentado por activa y por pasiva, pero entre tu hermano y yo no hay otra forma de entendimiento…

- Recuerda, que hace poco más de un año que se caso.

- Fátima, parece mentira, me conoces. Lo tengo muy presente, y las cosas siguieron el camino que tuvieron que seguir, porque precisamente ya sabes como soy, y jamás me hubiese metido ahí. Tú sabes que si fuera por Daniel, todo se habría ido al carajo, pero Gloria no lo merece y le di su lugar.

Yo no tuve la culpa de encontrarme con tu hermano después de cinco años, y que el no me dijera que se iba a casar hasta que no estábamos ya bastante enredados,…

- Nunca entenderé porque se caso en medio de tanta confusiones – dijo Fátima preocupada.

- Tu sabes que él y yo somos tal para cual, pero no estamos destinados a estar juntos, y no pude permitir que hiciera eso, no podía dejar que cambiara todo por algo que terminaría siendo nada, como siempre. Y por supuesto que le hiciera eso a Gloria.

- ¿Crees que con Gloria es feliz?

- Déjame solo mirarlo a los ojos y me lo dirá todo sin pronunciar una sola palabra. Tú sabes que sus ojos lo dicen todo, lo conoces muy bien.

- Lo conozco como mi hermano, pero en el fondo como tu no ha llegado a conocerlo nadie, eres la única persona en la que el ha confiado siempre sin dudar. Conectáis, sin duda.

No pude contestarle de nuevo solo pude tragar saliva, y aguantar mis emociones.

- Son y media Ana, estará al llegar ¿Crees que deberías quedarte?

- No se Fátima, lo que quiero no se corresponde con lo que debo hacer.

- Yo lo dejo en tus manos, no quiero condicionarte…pero, si el está de nuevo con alguna de sus neuras os vais a perjudicar, es un riesgo, pero lo dejo en tus manos, no puedo estar toda la vida haciendo de hermana mayor, ya tenéis treinta años…

Agaché la cabeza unos momentos y tome aquella absurda decisión…

-Esta bien Fátima, me iré, pero debes llamarme luego, mejor, tienes que quedar conmigo antes de irte, venir a mi casa y contarme como esta. Me preocupa su salud, me acuerdo de él cada día, y eso no lo puedo evitar por más que lo intento

- Te lo prometo Ana, aunque no se si es lo correcto lo haré y no me preguntes porqué, pero os quiero demasiado…

Abracé fuerte a Fátima, agaché la cabeza y anduve deprisa hasta el parking, me monté en el coche y durante unos minutos me quede allí parada pensando en su cara, en lo cerca que había estado verle, en que habría pasado si me hubiera quedado allí, y ese tipo de cosas.

Aquello era como entrar en un mundo imaginario en el que solo a veces me permitía entrar, y lo cierto es que disfrutaba, como un juego de niños en el que una cuchara se convierte en una espada de pirata, mi coche se convertía por momentos en una especie de nube y me permitía flotar en un mundo de situaciones que se quedaban en imaginarias.

Unos golpes en el cristal, me devolvieron al mundo real, bajé la ventanilla y oí aquella voz…

CONTINUARÁ

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Capitulo 10

Marce y Pablo, eran ya totalmente uña y carne, habían transcurrido ya como 2 meses desde aquella noche. Ella se dejó llevar y Alfonso pasó a un segundo plano, no podía olvidarlo del todo pero, ya no le importaba, Pablo lo había eclipsado casi al máximo. Los paseos, los bailes y el romanticismo era parte de sus vidas, sin olvidarnos de la atracción, un cuento de hadas, que ya sabemos que en la vida real, eso no es posible…y entonces comenzó el desenlace de lo que pudo haber sido una de las pocas historias de amor de este mundo.

DESENLACE

Una tarde como otra cualquiera Marcela, estaba en su casa esperando que Pablo la recogiese para ir a pasear por el parque María Luisa. El timbre sonó y ella fue a abrir ansiosa, pero eran la “Pantoja” y “Paquirri”, que a ella se le había olvidado la llave….
- Hola Marcela, ahora que por fin te veo querría hacerte unas consultas de farmacología….
- Lo siento Alfonso, no es el momento, en cinco min. Vendrá Pablo por mi, para salir y….
- Sólo serán un par de min. Por favor. Mira yo de paso bajo ha hacer una copia de tus llaves que si no, no voy a poder salir, hazme el favor anda – Dijo la Pantoja.
- Ok. Pero, se rápida. No quiero hacer esperar a Pablo.

La Pantoja salió casi corriendo con las llaves de Marcela, y Alfonso no quiso perder ni un minuto…
- Marcela, ¿Qué pasa? ¿Ya me has olvidado?
- Vamos a la farmacología…
- ¿ Me has olvidado o no? Es la pregunta
- Sí.
- ¿Totalmente? Se sincera
- Sí, y soy muy sincera
- Quieres decirme que te has olvidado de cuando lo hicimos, de aquellos besos y caricias,…- dijo acariciando el pelo de Marce.
- Evidentemente esas cosas no se olvidan, pero cuando ya han pasado tampoco se comentan,…- dijo apartándolo
- Vamos no seas así, tu sabes que me gustas mucho, y no hemos tenido oportunidad de conocernos bien…
- Ya Alfonso, pero es que ahora ya no es lo que quiero, lo siento por ti

Él, no lo dudó ni un segundo, y se lanzó a besarla,…Por culpa de la mala suerte, Pablo, llegó a la puerta, que La Pantoja se dejó abierta, y vio la escena, se quedó petrificado y esperó a ver si se estaba confundiendo y entonces pudo oír.

- ¿Qué pasa no me quieres? – dijo Alfonso
- Sí, si te quiero – contestó Marcela
Pablo salió corriendo, sin oír nada más y sin ser visto por nadie. Si lo hubiese hecho, hubiese terminado de oír la frase…
- Sí, si te quiero. Te quiero lejos de mi, de mi vista, no respetas a nadie, ya no a mi, sino a Pablo que es tu amigo, a tu novia…no te quieres ni a ti mismo, me das asco, vendido por el dinero y funcionas por el interés a tu edad, no quiero imaginarte el día de mañana, lo único que siento por ti es lástima,…olvídame.
Entonces llegó la Pantoja de hacer su recado, Marcela calló y se limitó a esperar a Pablo que evidentemente nunca llegó.

Después de miles de SMS, sin respuesta, por supuesto, llamadas sin contestar,… Marcela, fue a casa de Pablo donde nadie abría la puerta, todo era muy raro.

Habrían transcurrido ya casi 5h. Marcela intuía que Pablo sabía algo y pensó que Alfonso le habría dicho algo. Y entonces sonó el teléfono de la Pantoja.
Ella contestó y se dirigió a Marcela.
- Es para ti…
Marce, contestó extrañada
- ¿Sí?
- Soy Alfonso…
- ¡Esto es el colmo del descaro! Me llamas al móvil de tu novia…
- Espera, Marcela tengo que hablar contigo. Es sobre Pablo.
Ella lo oyó sin poderlo creer.
- Me llamó por teléfono hoy cuando me fui, me dijo que te oyó decirme que me querías, me dijo que no se iba a meter en medio, entonces empezó a llorar, yo te prometo, que le conté la verdad, pero no me terminaba de creer, dijo que se iría de aquí al menos unas semanas, para asimilar que ya no podría luchar más por ti… yo pensé que te llamaría, que hablaríais, pero no, el cogió el tren, lo se porque me lo ha dicho su primo, se iba a casa de su tía, a Madrid, pero no ha tenido suerte…- y entonces Alfonso rompió a llorar
- ¿Cómo que no ha tenido suerte? ¿Qué quieres decir? – gritó desesperada
- Marcela, Pablo ha muerto.

La ambulancia no tardó en venir a recogerla, ella no aguantó la noticia y se desmayó.
A Pablo lo atracaron, lo confundieron con otra persona, pensaban que llevaba un paquete en su maleta, y no era él, el negaba a gritos ser esa persona, el vagón donde iba se quedó vacío de inmediato, nadie lo socorrió, los únicos testigos sólo cuentan lo que oyeron, dicen que el chico gritaba <<>> hasta que quebraba su voz, alguno dicen que oyeron decir, <<>>, hasta que finalmente, su voz se apagó. A Pablo lo apagaron por una confusión tres individuos a cuchilladas aquel día en el vagón del tren donde él no debía ir.

Capitulo final – Cita 3

Carta de Marcela a Pablo un año después:

Hola mi vida:

¿Sabes? Pienso en ti cada día. Te echo de menos a cada momento. Aún no puedo creerme lo que te hicieron.

Yo misma no sabía que te quería tantísimo, y ahora que no estás el vacío es absoluto. Desde que no te tengo, la comida ya no sabe tan bien, y el parque es demasiado grande, cuando miro al cielo ya no es tan azul, ni de noche brillan tanto las estrellas,…todo está incompleto sin ti.
En esta vida estúpida, llena de malos entendidos, a diario, nos creemos que tenemos problemas, y que son lo más importante del mundo, salimos corriendo o nos enfadamos por ellos, discutimos con los seres queridos por cualquier cosa, y no disfrutamos lo que tenemos, si no que siempre ambicionamos más.
En vez de dar importancia a las personas con las que podemos contar, que nos quieren, nos miman y están incondicionalmente a nuestro lado, nos ocupamos de cosas vanas y efímeras.
Mi vida, yo espero que donde estés sepas lo que pasó aquel día, y te rías de la tonta confusión, y que sea un mundo donde los sentimientos se vean, que rodeen a las personas de algún color, de rojo a los enamorados, de negro a los que están enojados, de verde a esas personas tan positivas que siempre están de buen humor,…y así veas lo que te quiero, y ya verás como siempre te tendré…

Me pediste tres citas para enamorarme y sólo te hicieron falta dos de ellas, tu belleza interior, tu forma de ser y lo que yo me sentía cuando estaba a tu lado, bastaron, pero no te preocupes, porque la tercera cita, se repetirá cada día mientras yo esté en este mundo, porque sabes que lo cumplo, y que cada día te dedico unos minutos, ha hablarte, a recordarte,…con el único consuelo de mantenerte vivo siempre, aunque sea solo en el recuerdo. Y los besos que no nos vamos a dar, no los des por perdidos, que el día que nos encontremos te los voy a pagar uno a uno y así con todo, porque a partir de ahora en mi vida puedo hacer lo que sea, pero todo será una forma de pasar el tiempo que quede para reunirme contigo.

Te quiero mi Pablo.

Cuando abras una puerta, primero cuenta hasta tres, entra con decisión y aprecia mucho lo que te encuentres detrás. Que la vida al final se compone de la simpleza de un cúmulo de puertas que se cierran y otras tantas que se abren.


FIN

SEGUNDA CITA

Capitulo 9- Cita dos

Por las ventanas del piso de Marcela la noche entraba sin pedir permiso, “La Butaca y La Pantoja” se atiborraban de pipas viendo la tele, ella prefería concentrarse en el libro que por entonces tenía entre manos. Ya hacía dos semanas de su cita con Pablo, ella casi la había olvidado, y él, cumplidor de su promesa no había cambiado ni un poco la forma de tratarla. Alfonso, se estaba convirtiendo en un fantasma que de vez en cuando se aparecía cuando ella menos lo esperaba, en “Los Rosales”, por la facultad y esporádicamente incluso en el salón de su casa, metiéndose mano con “La Pantoja” que a pesar de su cara de pava infeliz, en más de una ocasión lo invitaba a su habitación dónde sólo Dios sabe lo que ocurría, y que ella nunca querría saber. Se limitaba a saludarlo sin más, con breves y cortantes monosílabos, sin poder evitar que las respuestas de él le sonaran a voces celestiales.

Uno de aquello días que Alfonso se manifestó en su casa, “La Pantoja” tuvo que salir a hacer unas fotocopias y él decidió esperarla consultando unas cosas en Internet. Marcela se preparaba un café en la cocina, cuando él la asaltó como ladrón en la noche…

- Marce, hace tiempo que tú y yo no hablamos…

- ¿Y es que tenemos algo de que hablar?

- Anda, no seas así,… Lo mismo aquel día yo no me comporté como esperabas pero, la verdad es que echo de menos aquellas tardes en Los Rosales. Lo pasábamos bien y aprendí mucho de tus clases…Es una pena que ahora no quieras ni hablar conmigo…

- Ya, es que yo soy así de mala, de buenas a primeras dejo de hablar a la gente, porque sí. Venga ya,…que te compre quien no te conozca…

- En serio Marce, te pido perdón si te ofendí, se que lo hice todo muy mal, pero mi historia con Angelina, es algo que tu no entenderías,…Mis padres y los de ella tienen negocios y yo debí pensarme antes eso de salir con ella, porque ahora me siento atado, pero si la dejo, mi familia se puede ver perjudicada. Por favor, te pido al menos que tú me entiendas, se que todo esto suena lo mas ruin del mundo, por eso te lo cuento a ti, se que eres la única persona que me puede entender. Necesito que me entiendas, te lo ruego,…Tú me gustas mucho, y sólo necesito tiempo… - dijo Alfonso entre sollozos

- No se si lo que dices es cierto, pero las cosas no se hacen así, primero haces daño y luego vienes a poner una tirita, podías haberme contado esto antes y evitar lo que ha pasado…

- Lo se y lo siento no se porqué no lo hice así. No quiero nada más, sólo que me perdones y que podamos vernos aunque sea en Los Rosales, en las clases, con eso me conformo…

Consiguió arrancarle una sonrisa a Marcela, y se le ablandó el corazón…

- Está bien Alfonso, pero si me vuelves ha hacer algo parecido, no lo cuentas,…

- Gracias, muchas gracias,…

Él no lo dudó ni un momento más, y se lanzó a besarla, sin pensar en su novia, ella disfrutó del beso hasta que oyeron la puerta. La Pantoja, entró en la cocina sin avisar, estuvieron a unos segundos de ser descubiertos…

- ¿Tú que haces aquí? – preguntó Angelina, de forma seca y cortante a Alfonso

- Mira cari, he estado hablando con Marcela y me ha dicho que ya anda mejor de tiempo, y que vamos a retomar las clases de farmacología ¿No es estupendo?

- Menos mal. Gracias Marcela, ya estaba empezando a flaquear otra vez con esa asignatura – dijo Angelina ajena a todo

- No hay de qué. – Marcela sólo supo responder eso, disimulando, se echó el café en su taza y se fue a su habitación.

No podía creer que Alfonso la había vuelto a besar, estaba alucinada, disfrutando del momento,…Él se interesaba por ella pero el pobre estaba siendo coaccionado por situaciones inevitables. Marcela se sintió egoísta de haber estado pensando mal de él. En ese momento le echó un vistazo al móvil, mientras ella había estado gozando de los labios de su Alfonso había recibido un SMS de Pablo:

HLA MARCE. HE PNSADO EN NSTRA 2 CITA. QDAMS EL VIERNS A LS 6 D L TRDE, N EL PRQUE?? CNTXTA. BSS

Se le cortó la felicidad del momento de golpe, ya no recordaba su deuda con Pablo. Le respondió al SMS aceptando la invitación, tenía que cumplir su palabra.

El viernes, llegó antes de lo esperado. Bajó al parque a encontrarse con Pablo. El la invitó a montarse en el coche y la llevó al Parque María Luisa, donde se sentaron en los jardines.

- Esta cita quiero que la aprovechemos para hablar, lo mismo consideras que pierdo mi tiempo, que nosotros podemos hablar en cualquier momento, pero hoy quiero que sea sin prisas, tener unas horas, donde poder contarnos nuestras cosas,…

- Pablo, yo quiero que sepas antes que nada una cosa. El lunes, a las clases, va a volver a venir Alfonso, así que iremos a Los Rosales de nuevo,…

- ¿Alfonso? ¿Cómo es eso?

- Verás, él me lo ha explicado todo, y ahora entiendo porqué se comportó así

- ¿Y se pude saber que te ha explicado?

- No te lo puedo decir, es algo muy personal de él,…

- Está bien, no me meto más donde no me llaman, pero por favor no le creas cualquier patraña, eres una chica lista, no caigas en su juego

- ¿Por qué tiene que ser un juego? Él ha sido muy valiente en venir ha hablar conmigo y no te permito que cuestiones sus buenas intenciones. ¿Sabes? Creo que a veces eres muy egoísta…

- Lo mismo soy muy egoísta, pero sus buenas intenciones coinciden con el examen de farmacología y ¿Sabes? Yo creo que te está utilizando…

Marcela lo miró a los ojos con desprecio y no le dijo ni una sola palabra.

- Está bien, lo siento, lo mismo me equivoco Marce, espero que sea así de verdad, pero mi egoísmo viene porque no soportaría que te hiciera daño de nuevo. Perdóname.

- Confía en mi Pablo, lo mismo me equivoco pero apóyame.

- De acuerdo. Y ahora ¿Podemos seguir con la cita o ya no te apetece?

- Ahora podemos empezar la cita, señor Pablo, esto ha sido un paréntesis – contestó ella.

Al fin y al cabo, se ponía en la piel de su enamorado, y pensaba que ella, si fuera Alfonso el que le había dicho esas cosas, ya habría huido llorando de lo que le habría dolido.

- Me alegro. Mira te traigo el libro que me estoy leyendo ahora, y quiero leerte un trocito,… ¿me dejas?

- Por supuesto

- "(...) estoy cerca de ti, ¿me sientes?, estoy aquí, te puedo rozar, esto es seda, ¿la sientes?, es la seda de mi vestido, no abras los ojos y tendrás mi piel"… Esta estrofa me ha encantado, es una de las cosas más sencillas pero, a la vez mas intensas que he leído en mucho tiempo.

- Eres un romántico Pablo. Primero bailas, luego mira que cosas lees,…

- Ese es mi gran secreto Marce, jejeje – bromeó Pablo.

La tarde transcurrió con fluidez, hasta el anochecer, Marce ya se había olvidado de todo, y se dejaba llevar. Incluso se dio cuenta de que se sentía muy a gusto, su amigo compartía sus ideas, sus gustos,…incluso pensaban igual sobre muchos temas. Cuando Pablo miró su reloj, no pudo evitar invitar a Marcela a cenar a su casa, ella aceptó sin dudarlo, porque se encontraba genial con el, y no quería irse a su casa.

En casa de Pablo el ambiente estaba en penumbra, como siempre, una luz tristona alumbraba una mesa donde se apilaban un montón de libros, el los hizo a un lado, puso un mantel de cuadros verdes, que a penas habría usado una vez, abrió una botella de lambrusco, que tuvo que servir en vasos de agua, porque no tenía copas, y puso en la mesa un par de platos de pasta, recalentada del medio día…

- Bueno, no es lo que se merece una princesa como tú, pero entiende que es un piso de estudiante…

- Está hecho con mucho cariño, que es lo que importa, y los espaguetis tienen una muy buena pinta…

La conversación se hacía cada vez mas intensa, Marcela disfrutaba mas de lo que hubiese querido de la presencia de Pablo, el vino corría cada vez más deprisa y el destino era su cerebro sin duda, en el instante más esperado para Pablo y mas sorprendente para Marcela, ella se lanzó a los labios de él, sintiendo la suavidad de un calido beso…

- Marce, no quiero que el vino te traicione, si no es lo que quieres…

- Cállate … - susurró ella, y siguió besándolo

Ahora Pablo estaba en las nubes, dejó que sus dedos se colaran en el pelo de su pelirroja, y la besó como si en ello le fuera la vida, pasando de la dulzura a la pasión, demostrando todo lo que él sentía.

Por la cabeza de Marce, se paseaban miles de sensaciones diferentes, cariño, ternura, pasión y hasta lástima, sin olvidarnos del arrepentimiento, pero era real, era lo que a ella le apetecía en ese momento, donde, con quien y como quería estar, porque quería mucho a Pablo y también sabía cuanto la quería a ella,…

Fue ella la que despacio empezó a desabrocharle la camisa, viendo en su pecho una marca, como si jirones de otra piel, se hubiesen arraigado a la carne de Pablo…tocó la cicatriz con sus dedos, no era muy grande pero, si profunda,…

- ¿Qué te pasó aquí?

- Una chica me tiró un café hirviendo en un bar…pero creo que mereció la pena…

- Lo siento…no sabía que fue para tanto

Siguieron los besos, y la ropa continuó cayendo al suelo, hasta quedar desnudos los dos, derrochando caricias, saboreando sus cuerpos, entregados uno al otro, haciendo el amor hasta quedar exhaustos en aquel sofá descolorido.

Las ganas de huir llegaron a Marcela en un segundo cuando hubieron terminado, pero aun así no podía evitar haber disfrutado del momento, los motivos de su huida no hubieran sido otros que la vergüenza, pero ahora su mente estaba mas liada con la confusión,… ¿En qué lugar quedaban cada uno de su amantes? ¿Se quedaba con las locuras de su Alfonso o con la dulzura de Pablo

viernes, 13 de noviembre de 2009

PRIMERA CITA

Capitulo 8 – PRIMERA CITA


Marcela se puso un vestido malva ceñido al cuerpo, se maquilló un poco, se alisó bien el pelo, usó su mejor perfume, y se puso zapatos de tacón,…Al llegar al parque, no conseguía ver a Pablo por ninguna parte y ya eran y diez. Sólo había una parejita en un banco besándose, un grupo de chavalas que la miraban de arriba abajo, unos chicos que pasaron piropeándola y otro muchacho muy “pijo” que fumaba un cigarrillo, apoyado sobre otro banco,…Se miró la muñeca, pensando que Pablo nunca había llegado tarde, cuando el chico del cigarrillo, se dirigió a ella:

- Oye, ¿Desde cuándo estás aquí?

- Pero bueno ¡Pablo!, ni te conocía, te has puesto muy arreglado, ja, ja, ja. No es tu estilo tío…

- Bueno, la ocasión lo merece, tú estás preciosa, como siempre… ¿Podemos irnos ya?

- Claro

Se montaron en el coche de Pablo, Marcela no paraba de preguntar adonde iban, pero él solo le respondía que se iba a llevar una gran sorpresa…

Cuando al fin aparcaron el coche, Marcela no pudo evitar fruncir el ceño

- ¿ El Tano? ¿Qué es este sitio?

- Entremos y lo verás

Cuando entraron al lugar, sonaba música de tango, Marcela estaba muy extrañada, pero un poco más al fondo, pudo ver una pista de baile, donde parejas desde unos treinta años hasta sesenta bailaban con gran destreza al son del tango.

- Vaya, no sabía que bailabas,…esto...aunque yo no tengo ni idea.

- Recuerda, déjate llevar. Yo hace mucho que no bailo, pero de pequeño mi madre, apasionada y frustrada por no haber podido aprender ella, me apuntó a clases de baile a mí.

A Marcela todo le parecía un poco empalagoso, pero bueno estaba ahí y sentía que debía complacer a Pablo, al fin y al cabo era el único chico que se había molestado en agradarla a ella.

Se acomodaron en una mesita a ver al personal, Marce empezaba a aburrirse un poco, Pablo como un galán de telenovela, había pedido una botella de champán algo buenecita, para su pelirroja, y no tardó en beberse tres copas, para echar valor al asunto. Mientras le hablaba a Marcela de temas sin contenido, ella miraba a una pareja que destacaban de los demás de lo bien que bailaban, sin prestar mucha atención a las palabras de Pablo. Se imaginaba que esa pareja eran ella y Alfonso, de mas mayores, …

Cuando terminaron las canciones de tango, empezaron a poner algo de salsa, la pareja extravagante se retiró de la pista, y se acercaron a la mesa de ellos,…

- Pablo, ¿tú por aquí? Que alegría, se te echa de menos, un bailarín como tu, siempre se echa de menos.- dijo ella

- Es verdad Pablo, por cierto veo que vienes bien acompañado – dijo él

- Me alegro mucho de veros, es cierto que ando perdido, pero con los estudios de medicina, no me queda tiempo para mucho. Por cierto ellos son Gloria y David, gran pareja de baile y sentimental. David fue mi profesor de baile desde el principio. Ella Marcela, una gran amiga.

Todos se saludaron con cordialidad y la pareja se retiró para dejar intimidad a Marce y Pablo.

- Vamos Marce, concédeme este baile – sonaba una bachata

-

- Que no se Pablo y aquí todo el mundo lo hace muy bien.

- Vamos yo te enseño, nos ponemos en un ladito y nadie nos ve, a eso hemos venido…Se que este sitio te puede parecer muy ridículo, de hecho agradecería que no comentaras a nadie esta faceta mía, pero ahora baila conmigo

Marcela, siguió los pasos de Pablo hasta un lado de la pista. Se colocaron uno frente a otro.

- Bien, agárrame por aquí, clava tus ojos en los míos y déjate llevar

Ella obedeció sin más, él era un maestro espectacular, en esa primera canción, ya le había enseñado pasitos importantes. Marcela se sentía flotando y empezaba a disfrutar.

- Bailar así da gusto, Pablo, eres un experto.

- Tampoco es para tanto, mucha practica y cualquiera se pone a mi nivel. Mira, tú misma, llevas unos minutos y ya me sigues bastante bien.

- No seas modesto, ya me gustaría a mi verte con otra experta, seguro que es alucinante – dijo Marce y lo pisó – Uich perdón te piso, te tiro cafés, te pillo el dedo con la puerta,…

- Sí, te voy a tener que denunciar, je,je,je. Tú mírame a los ojos verás como nunca me pisas, es el gran secreto…

Marcela, disfrutaba entre giros y pasos de baile, eso sí con sus ojos clavados en los de Pablo, para no pisarlo, esa concentración a él le hizo mucha gracia, pero no quiso mostrarlo para que ella no se ofendiera.

Eso de mirarlo a los ojos durante al menos dos horas, a parte de hacer que Marcela estuviese muy cansada, a ella le hizo descubrir, que Pablo tenía unos ojos, y que eran muy bonitos, verdes y grandes, en su cara morena le quedaban muy bien, y que sus dientes eran blancos y perfectos, tenía una sonrisa muy bonita, descubrió que era más alto que ella, y que sus brazos que parecían enclenques eran firmes, …conecto mentalmente todos sus rasgos, y se dio cuenta de que su amigo era un chico muy guapo, pero ella nunca se había dado ni cuenta, se había pasado mucho tiempo que sólo tenía ojos para Alfonso, y en ese momento reconoció para sus adentros, que Pablo podría tener casi a cualquier chica, era guapo, muy simpático, educado, …y sin embargo la había elegido a ella, que le estaba haciendo perder el tiempo. Su culpabilidad se multiplicó por mil, le pidió que se marcharan en ese mismo momento. A Pablo a penas le dio tiempo a pagar, y se fueron al coche.

El camino de vuelta se puso un poco difícil,…

- Oye Pablo, me lo he pasado muy bien pero,…

- Si te lo has pasado bien, no hay peros lo demás me da igual

- Escúchame joder. Tus palabras el otro día, las de la carta, eran preciosas, hoy como ya te he dicho me lo he pasado muy bien, me he dado cuenta que además de valer mucho por dentro, tienes muchas cualidades y más que no conoceré, y que eres muy guapo. Cualquier muchacha sería feliz contigo, y yo, aunque quisiera no podría sentir lo mismo que tú…Siento que te hago perder el tiempo, no te merezco ni como amigo, lo se, …

- Déjame hablar ahora a mí. Yo tengo muy claro lo que tu sientes, casi desde que nos conocimos, si nos hemos acercado más ha sido por tu entrega incondicional a Alfonso, así que no me digas lo que sientes que yo ya lo se. También tengo muy claro lo que siento yo, y como ya te dije, sin forzarte a nada, me conformo solo con demostrártelo,…Así que no te sientas mal por mi, que yo estoy siendo muy feliz, y si quieres que hoy mismo se acabe todo, yo ya habré sido feliz, no le des mas vueltas. Déjate llevar.

Marcela suspiró y cerró los ojos durante unos segundos…

- Está bien Pablo, pero prométeme, que pase lo que pase no vamos a dejar de ser amigos. No quiero que por esta historia al final acabemos mal…

- Prometido.

- No quiero el sí, para que me calle, prométemelo de verdad…

- Te lo prometo, de verdad, pero si te callaras un poco tampoco estaría mal – contestó haciéndole burlas con la lengua.

Ella frunció el ceño, y no volvió a decir nada. Pablo condujo hasta el parque que estaba cerca de la casa de Marcela…

- ¿Qué te parece si te acompaño a tu casa andando y damos un paseo?

- Pues, no hace falta, pero bueno, se supone que estoy dejándome llevar…- bromeó

- No. Dejarte llevar es esto…- La cogió en brazos y mientras ella gritaba y reía, pidiendo que la soltara.

Al llegar al portal de la casa, Pablo se la quiso comer con la mirada, ella sólo supo bajar la cabeza, se sintió acorralada por aquel silencio que se había creado, los ojos de Pablo se habían clavado en los suyos como unas tijeras abiertas, el no tenía miedo, estaba entregado, como si sintiese que no le quedaba nada que perder en la vida y deseando estar con ella aunque fuera de mentira.

- Bueno, Pablo, yo ya subo. Lo he pasado muy bien. Gracias…

- Espera Marce yo quería decirte…

- No digas nada mejor ¿Vale? Déjalo tal como está

Aquel fue uno de esos “te quiero” que nunca han sido pronunciados, uno mas de todos aquellos que cada día caen al vacío y se pierden en un pozo sin fondo para siempre, de esos que ya nunca van a ser rescatados.